duodécima casa

La Casa Doce: La Casa del Subconsciente

La Casa Doce se conoce comúnmente como la Casa del Inconsciente: la casa del reino invisible, del dolor, de la sombra y de los enemigos invisibles. El estado inconsciente puede contribuir a engendrar nuestros éxitos, así como ayudarnos a afrontar nuestros fracasos. Éxito frente a fracaso: ¿nos enfrentamos conscientemente a nuestras vidas o barremos inconscientemente las cosas bajo la proverbial alfombra? Esta casa podría llamarse más bien la Casa del Ajuste de Cuentas, ya que es en la Duodécima donde revisamos lo que hemos sido (y hecho) y decidimos hacia dónde vamos a partir de ahí. Junto con estas cavilaciones inconscientes, también deliberamos sobre los puntos fuertes y débiles que están ocultos a la vista del público.

Nuestro subconsciente nos hace reflexionar sobre lo que hemos hecho.

Nuestro subconsciente trabaja duro en nuestro nombre, tratando de dar sentido a nuestras vidas. Este juego de sombras es lento y largo, y a menudo está cargado de miedo y dolor. Es en este contexto en el que nos enfrentamos a nuestras penas, sufrimientos y a los secretos que nos ocultamos a nosotros mismos y a los demás. En última instancia, también nos enfrentamos a nuestro destino: el karma. Aquí nos encontramos con los resultados de todo lo que hemos hecho. Esto pone aún más el foco en las agendas reprimidas y la contención. ¿Qué hemos forjado en nuestras vidas? Esta es una pregunta clave de la Casa Doce, y nos enfrentaremos a ella tanto consciente como inconscientemente. ¿Las respuestas nos obligarán a transformarnos o a renacer? Esta es otra de las piedras angulares de la Casa Doce: la forma en que avanzamos.

La forma en que avanzamos.

Podemos aprender mucho del inconsciente. En su manifestación más noble, nos veremos impulsados a ser caritativos. Si aprendemos nuestras lecciones, tanto del pasado como del presente, también estaremos mejor equipados para avanzar. La Casa Doce nos obliga a buscar el cierre de una manera espiritual como una ayuda para el crecimiento positivo.
La última casa del zodíaco también reconoce que podemos sentirnos atados en la vida, atrapados y confinados. Por esta razón, esta casa rige cárceles, hospitales, instituciones, asilos y cualquier espacio que inhiba la libertad. Más pesimismo en la Duodécima viene en forma de peligro, enemigos secretos y asuntos clandestinos. Cuidado.

Aunque algunos pueden tachar a la Casa Doce como el cubo de basura del zodiaco, en realidad es un término injusto. En última instancia, esta casa es la campeona de las transformaciones positivas. Es aquí donde nos situamos en el precipicio y determinamos cómo vamos a proceder. Visitando el inconsciente y encontrándonos con el pasado, empezamos a espigar lo que nos deparará el futuro.

La Casa Doce es la casa de la vida.

La duodécima casa está regida por Piscis y los planetas Júpiter y Neptuno.

La duodécima casa está regida por Piscis y los planetas Júpiter y Neptuno.