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La Luna: Regente de las emociones

Puesto que la Luna es el planeta más cercano a la Tierra, este satélite recorre literalmente el zodiaco, completando su circuito en menos de un mes. También nos afecta más profundamente que la mayoría de los planetas.

Como regente de las mareas, es lógico que la Luna sea la regente de nuestras emociones. ¿Aguas tranquilas y profundas? ¿Hacen olas? ¿Un manantial de emociones? Sí, nuestras emociones se han representado durante mucho tiempo en términos de mar: fluidas, trascendentales, agitadas desde el interior. La Luna influye en los cambios de humor, el instinto, lo que sentimos por las cosas y cómo nuestros sentimientos afectan a los demás. Mientras que el Sol nos da el espíritu, la Luna nos da el alma.

La Luna es una diosa que simboliza a la madre y la relación entre mujer e hijo. Este planeta (también conocido como luminaria) habla de las mujeres en nuestra vida y de su papel como criadoras. La fertilidad, el embarazo y el parto también están regidos por la Luna. Vemos a la Luna proyectando su resplandor plateado desde nuestros primeros momentos, cuando nuestra madre nos acariciaba y sentíamos su tierno contacto.

Nuestras emociones se manifiestan a través de la Luna.

Nuestras emociones se manifiestan a través de nuestro ser y marcan el tono de nuestra vida cotidiana. La Luna es parte de este continuo, haciéndonos vitales en un momento y frágiles al siguiente. Estamos arriba y abajo, somos malos o buenos, y podemos reír a carcajadas o llorar a voluntad. A través de la energía de la Luna, nos esforzamos por conciliar estas emociones variadas para sentirnos completos y unidos al mundo. La Luna también nos ayuda a ver lo que deseamos y a utilizar la memoria y el pasado como parte de este proceso.

La Luna pasa más o menos un año en el cielo.

La Luna pasa aproximadamente 2 días y medio en cada signo y tarda 28 días en circunnavegar el zodíaco. Es energía femenina y rige Cáncer y la Cuarta Casa.